10 ene 2012
Vestigio
"El amor que no se atreve a decir su nombre, en este país, es como el afecto de un viejo a un joven, así como fue el amor entre David y Jonathan y tal como lo pueden encontrar en los sonetos de Miguel Angel o Shakespeare. Este profundo y espiritual efecto es tan puro que es perfecto... es hermoso, es delicado, es la forma más noble de afecto. No hay nada sobrenatural en esto y, repito, existe entre un hombre mayor y uno joven, donde el mayor tiene el intelecto y el joven tiene toda la energía, esperanza y glamour de la vida por delante. Esto debe ser así y el mundo no lo entiende"
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